México tiene sus momentos de verdad, cuando la naturaleza pasa por encima de índices económicos y metas gubernamentales, cualquier caos puede reordenar las cosas y hacernos volver para valorar la vida.
Manuel e Ingrid repitieron casi 50 años después la particularidad de ser dos huracanes en tocar tierra al mismo tiempo, uno por el lado del Pacífico y el otro por el Atlántico.
Las épocas de lluvia nos dan buenas cosechas, nos renuevan y limpian las calles, los caminos, los valles... Pero en 2013 la cantidad de lluvia que llegó a caer en periodos de horas o días fue superior a 40% o 50% de lo que llueve en el año.
La Pintada fue una comunidad pequeña que desapareció en más del 85%; las carreteras que conectan el Distrito Federal a Acapulco quedaron bloqueadas y dejaron a más de 40 mil turistas nacionales y extranjeros, dando el grito de forma literal.
Apareció para todos un enemigo común: la poderosa y sabia Madre Naturaleza. Pedir ayuda para llevar comida a regiones aisladas despertó de nuevo a ese Yo interno que tenemos los mexicanos para compartir nuestro pan con los demás.
Yo entiendo que nuestra confianza en el desempeño del gobierno no sea la mejor, pero aún agradezco que a pesar de una y mil historias oscuras que suceden cuando hay muchos recursos, esté el zócalo lleno de gente, equipos de diferentes organismos y manos dedicadas a armar despensa, empaquetar comida y enviarla.
Las fotos de calles donde se viaja en lanchas, donde están cocodrilos amarrados, donde las palmeras parecen de papel y solo se ven los toldos de los coches, no son de una película.
Aunque los maestros siguen en sus marchas, el Zócalo y otros lugares como la Cruz Roja siguen pidiendo voluntarios para organizar la ayuda.
Por eso, cuando recibí un correo explicando que hacían falta manos, me hice presente para dejar mi cacho de espalda en lo que me tocara hacer.
Recordé que ayudar nos libera porque nos entretiene la cabeza en escuchar indicaciones, en buscarte un espacio donde no estorbes y en entender cómo es que funcionan las cosas.
Si fuera un deporte, diríamos que alguien diseñó una primera estrategia para hacer equipos y darles instrucciones hasta que terminen su tarea, porque a veces hay un mariscal de campo que levanta la voz y dice "¿cómo vamos?".
Si fuera un sistema, podría ser como un socialismo temporal donde al que se tenga enfrente le mandan que empuje un carrito, que levante basura o que reparta agua para todos; porque además de vez en cuando, sacamos al pequeño dictador que tenemos dentro...
Si fuese como un aeropuerto, veríamos familias enteras que llevan a sus pequeños a participar en lo que parece un juego, pero se lo toman como verdaderos profesionales. No faltaría el intelectual, el solitario y hasta el hipster que cargan cajas junto a un emo, o a una niña nice que te pregunta "Sigues teniendo de todo, ¿no?"
De hecho, los primeros minutos sería un pequeño caos que tiene su propio encanto; como cuando entras a una disco donde todos están enfiestados y te sientes el nerd que no embona, pero que muere por bailar con alguien.
Entonces, esa voluntad de haber ido, de ayudar y de "fluir" con los demás te lleva de la mano; de pronto, no importa que cargues cajas, que te raspes los dedos abriendo paquetes, que te des un par de golpes porque van a pasar con carritos y no caben en el mismo pasillo... empiezas a entender que como sea, eso de organizar la ayuda para armar las famosas despensas tiene su chiste.
Seguro hacen falta ingenieros civiles que compartan procesos de armado, de embalaje, de almacenamiento y de distribución del espacio. Porque la lluvia inundó un par de veces las cajas que se dejaron a ras de suelo y no se tuvo un mapa que identifique qué hay en los contenedores...
Se necesitan buenos choferes que sepan usar montacargas en medio de mesitas, basura y cajas medio abiertas sin lastimar a nadie. Si sabe cómo calcular y acomodar el número correcto de contenedores que tengan despensas para familia, despensas para bebés y despensas para albergues para que todo quepa en un trailer, sería nuestro ídolo.
Tener criterio sigue siendo el factor de diferenciación, como dicen los administradores, porque si bien ya saben lo que debe llevar una despensa, deben pensar en cómo sustituir el azúcar por alguna otra cosa como mermeladas, cosas en almíbar, cajeta o chocolate...
Cuando ya formas parte de la línea de producción, casi eres un veterano del proceso; si ya viste que las despensas de comida deben ser 90, mientras las de bebés 72 y que en alguna parte de los más de 50 contenedores sellados están las cosas que hacen falta...
Por fin puedes empezar desde acarrear las cajas que arma un equipo hacia el lugar donde empiezan las 3 líneas de producción, hasta más o menos recordar qué orden lleva el armado porque por lo menos les llevaste insumos unas 3 horas para recordar que deben tener aceite, 3 tipos de granos, 2 sobres de algún tipo de precocido, azúcar, sal, 3 latas de conserva, galletas, sopas de pasta, leche; si hay espacio (y producto), té, chocolate, dulces, caldo de pollo, sopas crema, salsas, café...
¿Porqué esas cosas se definieron para las despensas?
1- Ellos tienen años ayudando en este tipo de cosas y han aprendido que cuando recibes ayuda, podrías no tener agua, luz, gas, ni utencilios para cocinar; entonces, partiendo del tipo de situaciones las despensas pueden tener productos NO perecederos, latas abre fácil y el tipo de alimentos que puedan rendir lo más posible; por eso los granos son indispensables.
El agua se reparte de forma separada ya que cada familia determina cuál usa para cocinar y cuál para consumo, por eso, la leche en polvo es más valorada que la entera, ya que además no va a requerir refrigeración después de prepararse.
2- Las cajas de despensa no deberían tener cosas de vidrio además de que no pueden pesar más de cierta cantidad ya que algunas comunidades las reciben vía aérea y su contenido se podría romper. Por eso también los granos y el azúcar que no estaba en bolsas selladas, se ponían en doble bolsa para resistir un poco más; en general las cajas deben de evitar tener algo que se rompa o se moje.
3- El tamaño importa porque la ayuda se divide entre la que se entrega a familias que casi perdieron todo, pero aún están en sus casas, de las que están en albergues y a quienes se les debe ayudar con empaques grandes, ya que se presume que se va a cocinar para ellos a granel; por eso las latas mayores a 500 gr, los kilos mayores a 2 y los envases muy grandes, se separan de la cajitas.
4- Como se ayuda en diferentes regiones cuyas costumbres y tipos de alimentación no se conocen, cosas como ostiones ahumados, productos dietéticos, o alguna otra cosa que pudieran no comer o ni siquiera saber cómo se prepara, se apartan de las despensas.
5- Cada tipo de producto refleja el tipo de alimentación base para sobrevivir; pero a pesar del envío oportuno, cada municipio genera su propio sistema de entrega, así que las cajas podrían estar almacenadas SEMANAS, por eso no es posible hacer llegar fruta fresca, carne o algún otro alimento que genere gusanos, moscos, hongos o bacterias...
6- Cuando algo se rompe, si hay una cinta cerca se parcha y a veces, para tratar de rescatar el producto, parece un enorme curita mal puesto, pero es parte del esfuerzo de no tirar azúcar, arroz, frijoles ú otro producto cuya bolsa o envase se desgarró.
Así que aprender de los desastres ha creado toda una serie de razones para que las formas de ayudar tengan un proceso.
Pero eso no evita que nos haya dado ternura ver las latas llenas de mensajes de aliento:
No están solos, ánimo, Dios les bendiga; valor...
Cajas forradas de mensajes y notas de apoyo, despensas completas que se tuvieron que abrir para reorganizar y distribuir su contenido.
CIENTOS de carritos de super llenos que dejaban a las mesas de recepción sin respiro y al personal de limpieza con trabajo constante para retirar cajas, plástico y basura.
Pude ver autos de todas las marcas, tamaños y estilos abrir sus cajuelas para entregar ayuda de sus trabajos, sus familias y sus grupos sociales; muchas cajas llevaban la etiqueta del nombre de las familias o empresas que las donaron.
Gracias a todos ellos, gracias por etiquetar los productos y no sobre cada caja.
Encontré voluntarios de todos los niveles y aspectos; cuando terminé de comer mi arroz con frijoles vi que platicaba un inglés que vive en Azcapotzalco con uno de los chicos y le decía "yo fui bombero, por eso sé lo que son estas situaciones".
De pronto, al regresar de la comida unas chicas y yo vimos entrar a un probable doble de Thor. Pensamos en que era momento de necesitar ayuda porque nos dolía la espalda...
Un señor que conocí llevaba dos semanas yendo; varios tenían más de 3 días; calculo que el niño más pequeño que ví acomodando jabones y desodorantes tendría no más de 6 años; quizás el señor más grande estaba llegando a los 70 y durante las 9 horas que pude estar ahí para aprender y ayudar, habremos circulado unas 800 personas ya que los turnos eran de al menos 4 horas.
Ha sido increíble tener este cansancio con resultados tan prometedores.
Qué bien que el equipo de Wallmart llegó para acomodar lo que iría a albergues; estuvieron solicitados los chicos de Sport World, incluyendo a "Thor" como el hombre fuerte...
Compartí muy buen rato con una señora que portaba su playera de HP; encontramos despensas muy buenas en cajas de Dell; varias cajas eran de fundaciones y de otros organismos que tomaban fotos a la hora de la entrega; se nos quedaban viendo como azorados de tanta gente, algunos decidían anotarse para colaborar un par de horas.
No faltó el espacio para croquetas para perro y gato, de todas las marcas.
Notamos que las despensas para bebés se daban el lujo de indicar si era bebé chico o grande, faltan papillas, pañales y cosas para recién nacidos.
Todo esto no ha dejado atrás las imágenes o los videos de inundaciones; ríos desbordados, recordaban escenas del tsunami de Tailandia; pero muy a la mexicana.
No sólo calles inundadas, sino crecidas que pocos recuerdan haber visto, el aeropuerto lleno de agua hasta las salas de registro de pasajeros; pueblos aislados y los famosos puentes de la autopista del Sol, colapsados.
De 4 a 7 días tuvieron que esperar las personas para ir saliendo en caravanas, en vuelos de emergencia con ayuda del ejército; algunos para huir del agua dejándolo todo y otros para volver a sus trabajos fuera de las zonas afectadas.
Si las autoridades avisaron a tiempo o no lo hicieron, si no pensaron en lo grave de las cosas hasta que desaparecieron pueblos y se bloquearon caminos... Ya no resuelve nada para quienes lo perdieron todo.
Quizás las redes sociales obligaron a entender las cosas más pronto, o a no poder negarlo por demasiado tiempo.
Cuando a Manuel se le ocurrió ser tormenta tropical, atravesar el país y luego ser huracán para tormar fuerza y subir al norte; se le ocurrió que todavía no quería salir del territorio nacional y que además para tener un retorno triunfal debería volver a ser Huracán.
Dos fenómenos climáticos por cada costa del país, encontrándose en parte del centro, se convierten en huracanes y parece que juegan a ver quién puede hacer llover más.
El agua, que es una de las fuerzas naturales del planeta más preciadas, "tiene memoria" y donde era su cause, poco le iba a importar encontrar fraccionamientos del Infonavit o el mismísimo Punta Diamante.
Este tipo de adversidades ayudan a reconocer el valor de los pueblos y dejan ver que se puede vivir, ayudar y organizarse, sin tanto cruce de autoridades, nombres de partidos y diferencias sociales.
Quizás la familia que abrió su alacena para compartir el resto de la despensa de su semana, sabe lo que es no tener para comer. Tal vez quienes tienen familia en alguna parte de los 26 estados donde se reportaron incidentes ayudó a enviar más comida.
Pero el gran valor de los que dan y los que ayudan es hacer lo más que les sea posible por entregar en propia mano a quienes requieren ayuda.
La enorme cantidad de lluvia que ha caído en septiembre se ha llevado el patrimonio de cientos de familias, las cosechas de innumerables campos; los animales de muchas comunidades y el aspecto pintoresco de bastantes lugares.
Estar en la situación de no saber por dónde empezar luego de una tragedia, le ha permitido a muchas familias encontrarse a sí mismas y no rendirse; por eso, nos hemos contagiado de ayudar, por eso los grupos de voluntarios se han ido a partir en dos la espalda para brindar su tiempo y entregar lo mejor de sí para auxiliar a las autoridades y a los organismos que están contribuyendo en hacer algo por los demás.
No ha cesado la ayuda, no han sido pocas las manos, pero tampoco falta la incertidumbre de tantas familias que esperan ver esas cajas.
DONA si te es posible, sé voluntario si el tiempo te lo permite, pero sobertodo:
DOCUMENTA en tu lugar de origen si la ayuda ha llegado; si el gobierno te la oculta o si te la vende, házlo saber.
La ayuda no solo son esas miles de toneladas que están saliendo en camino, sino también esos MILLONES de pensamientos positivos en donde les mandamos fuerza, valor y admiración a toda la gente que está pasando por estas situaciones.
Todo nuestro esfuerzo es para que no pierdas la fé ni sientas que estás solo.
Recuerda: ayudar, te libera.